lunes, noviembre 22, 2004

Ruffy, mi querida Ruffyta.



Mi perrita preciosa lleva unos 7 años con nosotros, desde que nos cambiamos de casa. La tenemos gracias a que nos entraron a robar a las 2 semanas de habernos cambiado, y fue regalo del dueño de la ferretería en donde mi papá fue a comprar más seguros para las puertas. Yo soy loca, SÍ, LOCA por los animales, y en especial por los perros (aunque con las tortugas es otro cuento, que luego contaré), y en nuestra antigua casa nunca pude tener más que pollitos (ohh, qué recuerdos, ya contaré esa historia...), hamsters y la gata de una vecina que todos los días maullaba en mi jardín para que yo saliera a hacerle cariño. Ah!, y un gato que adopté cuando tenía como 7 años, al que hacía dormir en el jardín, en el coche de mi muñeca.
Ok, volviendo a la ricura que inspira hoy mi blog: el ex dueño nos advirtió que era bravísima, una "espanta ladrones" de primera. Cuando la Ruffy llegó fue todo un show; ya era grande (1 año y medio, si no más) y la primera noche aulló como loca y cortó su collar de cuero, la cadena que la amarraba y a las 6 de la mañana la vimos fuera de la casa, junto a la reja esperando que alguien le abriera. Y durante el primer tiempo la tuve que ir a buscar muchas veces al terreno donde aún estaban construyendo casas, pues se hizo la líder de los perros de la constructora. Tengo que decir que los antiguos dueños nunca le habían hecho cariño, y lo puedo asegurar porque cuando le hice cariño por primera vez (con harto susto, no lo voy a negar) me miró con una cara de sorpresa como diciendo "Hey, qué haces?..mmm. me gusta!! Otra vez!!!!" y luego cada vez que me veía, se me tiraba encima (lo que no es gracia, pensando que pesa casi lo mismo que yo), a tal punto que un tiempo me daba susto salir al patio. Pero bueno, se convirtió en la perrita más cariñosa que he visto (y lo mismo me dicen los pocos privilegiados que se pueden acercar a ella), aunque a veces exagera. Creo que a todo el que tiene un perro de mascota le pasa lo mismo, llega a ser uno más de la familia, y si los miras a los ojos te pueden hablar. Son geniales. Mi perrita es genial.
Y ahora las consecuencias:
1. No nos han vuelto a robar.
2. El maestro que hizo los closets pensará dos veces antes de volver a discutir con mi papá en presencia de la Ruffy (aunque esté del otro lado de la reja), sus pantalones le recordarán las consecuencias.
3. Ningún jardinero volverá a agacharse y mostrarle cierta parte decuidadamente...
4. Si eres un loro, ALÉJATE!

Y por supuesto, recibimos a diario su peludo amor incondicional.


Próximamente: vida, obra y piropos de Lalo, el loro.


1 Comments:

Blogger Trenzas said...

ohhhhhhhhhh....!!! será esta la opción que tanto busqué...?
Si lo es, que sepas que sigo odiándote porque aún me falta eso de las imágenes.
Y si notas un ligero olor a almendras, no te preocupes.. aún...

2:31 p. m.  

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