Desde Hobbiton
Llueve durante todo el año, en mayor o menor medida (aunque se notan las diferencias de estaciones), lo que hace que los verdes de la naturaleza lo sean más aún, y que el aire siempre esté puro y el cielo azul. Tomar once (el té de media tarde) en una cocina típica sureña es lo mejor: cocina a leña, que calienta toda la casa que por lo general es de madera, el sonido de los leños al ceder frente al fuego y el sonido de la lluvia afuera, confundiéndose con el ruido que hace el agua al caer a una taza para tomar un té bien calientito... Así como son las cosas, dan ganas de tomar primeros, segundos y terceros desayunos, picoteando algo antes de llegar a la hora de almuerzo!
Y ahora, creo que más de alguien querrá unirse a mí en esto de ser un hobbit ¿a ver, cuántas manos se han levantado?
Pero bueno, creo que los enanos vienen camino a mi puerta, cierto mago puede que ya los haya mandado a buscarme y eso me emociona, aunque como buena hobbit me angustia dejar mi hogar, mi queridísimo hogar por tanto tiempo, encaminándome a un lugar donde no he ido jamás y quizás por cuántos días, meses o años, sin saber a ciencia cierta lo que me espera. Sólo deseo que si resulta y los enanos me “obligan” a seguirlos (lo que no sé si, después de todo, será tan difícil), este mago nos acompañe en el camino como Gandalf lo ha hecho con los suyos. Una mano, y sobre todo si se ofrece cuando uno está solo, jamás será mal recibida.
2 Comments:
Siempre lo sospeché..! Ese pelo rizado, esa cara traviesa, esa manía de quedarse con los juguetes de las primas enanas, daban que pensar.
Consuélate pensando que cuando llegues a las tierras húmedas y verdes podrás dedicarte a lo que te gusta y tener cantidades de heritrocitos, emoglobinas, trijliceridos y con suerte algún xistema harterial que te permita ser feliz ( o es felis?)
Y que te pongan un ordenador de los que fallan!
No, bien pensado mejor que sea de los que NO fallan porque no se si Gandalf podría arreglarlo.
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