Estoy MO-LI-DO
Pero la función comienza desde que salimos de la casa: la Ruffy es la que saca de paseo a mi papá, es la que elige para dónde ir sin hacer caso a la cadena que lleva al cuello. Luego de volar sujetando la cadena por varias cuadras y evitando que la Ruffy agarre gatos y traseros ajenos, mi papá se dejó caer sobre una silla de la consulta veterinaria, y entonces el par de gatos entró en función. Creo que comprenderán por qué JAMÁS soy yo quien la saca a pasear.
Hoy en el desayuno mi papá dijo:
-ahhhh, no sé por qué estoy tan molido, como si un elefante me hubiera pasado encima.
Vale, un elefante no muy trompón y además bilingüe (por lo de los ladridos), como si fuera poco.
PD: Eso de que las mascotas se parecen a su dueño es bastante cierto; no había conocido en mi vida un pastor alemán con más pelo, aunque es la Ruffita quien anda botando sus mechones por todos lados. Eso sí, las dos luchamos por vernos peinadas.
1 Comments:
Bien; tienes permiso para hablar mal de los gatos del veterinario pero NUNCA para hablar mal de los mios, que, por cierto, son igualitos a mi. Llevan el pelo corto y no tienen que andar todo el día con el peine en la mano.
Divertido el post, excepto para papá, supongo :)
Besitos, nena
Publicar un comentario
<< Home