La chica de la lavadora

Con el tiempo y muchas rabias, aprendí que la frase “juntémonos en tal parte a tal hora y hacemos tal cosa”, con mis padres no sirve de nada. Es un dogma de fe que, siempre que quedamos en eso, alguien entendió mal y estaba esperando en la entrada de la derecha y no de la izquierda (“¡que era en la de la izquierda!”, “¡no, que era en la OTRA izquierda!”, y dale...) Esta es una de las causas por las que agradezco todos los días la existencia de nuevas tecnologías como son los celulares. El problema es cuando quedo de juntarme con mi mamá en cierto lugar y ella NO lleva su celular. Ocurrió más o menos así:
Partimos al centro comercial porque mi mamá necesitaba retirar su cédula de identidad renovada y pasar al supermercado, y a mí me URGÍA cambiar mi plancha para el pelo porque murió anoche y esa es una tragedia mayúscula. Siguiendo con el tema de la BURROcracia, me tramitaron y tramitaron con lo de la plancha, así que acompañé por mientras a mi mamá a retirar su cédula.
- Mira, hay fila para retirarla, parece que me voy a demorar un poco...-me dijo-. Por qué no vas mientras tanto a ver lo de tu plancha y nos juntamos ahí mismo, en la sección de “línea blanca y hogar”.
- No, mejor te espero – el escuchar eso de mi mamá me da terror.
- Pero aquí me voy a demorar, y además después hay que comprar en el supermercado.
- ...Bueno, nos juntamos allá. ¿Andas con tu celular?

No, no andaba con su celular, lo que ya me dio mala espina. En fin, partí a la tienda, me tramitaron y tramitaron para finalmente decirme que de seguro había un dato medio malo, pues necesitaba ir a la tienda donde compré la dichosa plancha y desde ahí hacer todo el papeleo de rigor. Con cara de “Ay, por Dios, otra vez!” me puse a buscar a mi mamá entre ollas, sartenes y batidoras, dando por hecho que a esas alturas ya habría retirado su carnet y estaría esperándome por ahí para ir al supermercado.
Mire y miré y no la encontraba por ningún lado. Muy bien- me dije-, debe estar todavía en lo del carnet –y partí a buscarla. No, ya no estaba. Me devolví donde las ollas. No, me seguía paseando y no aparecía.
Finalmente me aburrí y me senté junto a una de las lavadoras para muestra (que por cierto estaba bien barata) a esperar mientras miraba para todos lados como búho, casi en 180 grados. Al lado había una tele gigantesca, repitiendo una y otra vez la cantileja:

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A finales de cuenta, mi mamá llegó cuando llevaba 40 minutos sentada junto a la lavadora, y cuando ya me sabía de memoria:

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...y traía las bolsas del supermercado.

Yo entendí que nos juntaríamos para ir las dos, pero obviamente ella no entendió lo mismo. Así que ahí estuve yo, recitando involuntariamente “DEJA ATRÁS A TU HOT-WHEELS Y VEN POR EL NUEVO FLY-WHEELS, A SÓLO $4.990. EXÍGELO EN TODAS LAS TIENDAS RIPLEY Y KIOSCOS SALO!!!” y siendo para muchos, sin duda, la “chica de la lavadora”.

Nota: Hay una película chilena que tuvo mucho éxito: “Sexo con amor”, una comedia bastante entretenida (por lo que me han contado XD), y donde una de las escenas memorables es la que incluye a un hombre y a una chica que está metiendo ropa a la lavadora: “la chica de la lavadora”. Pues bien, NO SE ME CONFUNDA CON ELLA POR FAVOR (lea el post desde el principio para evitar malos entendidos, gracias).

PD: creo que iré por uno de esos Fly-Wheels, están ultramejores que los antiguos Hot-Wheels... y a sólo $4.990!!!