sábado, abril 16, 2005

Prejuicios

Sin duda esto de los prejuicios nos joden la vida por lo menos una vez al día. Esta semana me ha quedado muy patente el prejuicio que hay sobre ser “hijo único”. Y si eres mujer, peor. Hace un par de días hablé con Víctor sobre el tema (es el niño con el que ahora comparto el laboratorio, o más bien, al que le robo espacio en el mesón con mis muestras). Pues este niño ha quedado textualmente “traumado” con las hijas únicas. Que según él son terribles, cien por ciento papás, que no salen, no pololean, y que prácticamente no viven para nadie más que para ellas y sus padres. Claro, no me lo dijo pero asumo también que piensa en que son las reinas del egocentrismo y caprichosas hasta decir basta. Claro que lo que me dijo lo hizo más que con palabras, con gestos y miradas, pues ya le había dicho que yo era hija única.
Me he encargado de dejarle bien en claro que, así como beneficios tenemos varios, nuestras obligaciones y responsabilidades se duplican, si no se cuadriplican. Y es que si hay una reunión familiar no te puede reemplazar un hermano, si es el cumpleaños de uno de los padres se lo va a pasar solito si uno no está, y así... (OJO QUE NO ME ESTOY QUEJANDO). Que si decepcionas a tus papás, ellos no tienen la opción de decir “bueno, pero al menos nuestro otro hijo ha logrado tales y cuales cosas”.
Digo que también tienen que entendernos de vez en cuando y no asumir que todo lo que queremos son caprichitos. Que claro, ellos no quisieron tener más hijos así que “que se aguanten” si quedan solos, pero oye, también son lo más cercano que tenemos, y no hay un hermano con el que podamos compartir algo importante.

Y claro que he pololeado, y desde los ocho años que veraneo sola, y no me compraron el oso Teddy por mucho que lo quise, y para rematar soy signo leo, zurda, chilena, bióloga y fanática de los chocolates. ¿Alguien tiene algún otro prejuicio contra mi? :DDDDD

PD: la relatividad es increíble; si estoy haciendo un informe para la universidad salto de alegría si logro llegar a la página 15. Pero con una entretenidísima conversación hemos logrado (mi interlocutora y yo) la no poco considerable suma de 31 páginas, de pura buena onda!