lunes, junio 13, 2005

Tonterías

Cada día aumenta la lista de tonterías que me pillo haciendo. Antes eran perdonables por mi corta edad, pero ahora…

En el laboratorio aprendí a diferenciar los distintos tipos de semilla, por lo que ahora debo re-revisar todas las muestras ya separadas para clasificar las semillas de distintas especies. Al comienzo, claro, feliz porque había aprendido algo que la Ceci necesitaba para tener datos más completos, pero al finalizar el día ya estaba con una tortícolis tremenda por culpa de estar agachada durante 8 horas, mirando unas muestras pequeñísimas, y sentada en un piso casi tan alto como el mesón de trabajo. Hoy, al sentirme otra vez dolorida al sentarme frente a las muestras, en un arranque de inteligencia extremo me bajé del piso y lo cambié por la silla común y corriente en donde siempre dejo la mochila. En ese momento deseché la idea de poner una caja sobre el mesón y bajo la bandeja de las muestras para no tener que agacharme.

Y esta mañana, de camino a la universidad iba escuchando música, cuando de repente me falló uno de los audífonos y por supuesto, me empecé a desesperar. No es porque sean caros o que no pueda vivir sin música, pero ya se imaginarán lo que es estar una hora arriba de la micro escuchando lo que al chofer se le antoja, generalmente con un gusto horrible. Peleé con el cablecito conectándolo, desconectándolo, enchufándolo a medias, pero nada. Como ya me tenía que bajar lo dejé todo hasta ahí y me resigné a pasar del modo estereo al mono.

En la micro de vuelta a casa volví a pelear con el cable, hasta que en un ataque de hastío hice un gesto de negación con la cabeza. En ese preciso instante, cuando me incliné hacia el lado del audífono malo, ¡milagro! comencé a escuchar por él. Y así, continué media hora sentada con la cabeza inclinada para no perder la experiencia sublime de escuchar en estereo. Cuando la tortícolis comenzaba a tomar fuerzas y llevaba un buen rato tratando de explicarme por qué veía todo chueco, opté acomodar el cable con la mano y enderezar la cabeza.

Sí, sí, me haré ver. Y por la tortícolis también.