viernes, julio 01, 2005

Sorpresas!

Cambios, claro que los quería, pero pensé que no sería un proceso tan largo.

Tranquilos que no me he ido en la profunda, sólo hablaré de los cambios que ocurrieron el pasado fin de semana en mis dominios, que por lo demás fueron una total sorpresa para mí.

Todo comenzó el viernes, cuando acompañé a mi mamá a comprar la cerámica que pondrán en los baños.

Mamá: -A ver, pero mira que papel mural más lindo! Quedaría precioso en tu dormitorio!

Y el papel, el pegamento, la brocha y otra cosa que jamás supe qué era se vinieron con nosotras.

Mamá: -Pero en las otras murallas tendrás que poner un color que combine…

Y un tarro de pintura se agregó a la lista.

Mamá: -Ahhh, sueño con cambiar el alfombrado de la casa…

Compramos papel y pintura.

Una vez en la casa, la gran sorpresa: me habían comprado una cama nueva! Estoy muy agradecida, porque la que tenía me daba pánico sólo de sentarme, porque era casi un fósil, la compraron usada en un remate y casi podría afirmar que el colchón está relleno con pelo de mamut. Así que a trabajar se ha dicho.
Esa misma tarde desarmamos la antigua cama y comencé a despegar el papel mural de mi dormitorio casi como poseída. No saben lo agradable que es sacar el papel viejo de las paredes! Lo mejor es que no debes cuidar que no se rompa. Mientras, mi papá pintaba las dos paredes que no llevan papel, y hasta ahí el trabajo de ese día.

El domingo dimos la segunda mano de pintura y comenzamos a empapelar. Desafiando todos los pronósticos, el papel casi no quedó con arrugas, y se ve bastante derecho. Pero al caer la noche fue lo mejor: nos pilló esto de la modernidá con estas camas que ya no se desarman, y por más que empujamos y pataleamos entre los tres, no nos dio el ángulo de la puerta para que la cama pudiera entrar. Habría pasado si hubiésemos tirado un muro, pero decidimos que lo mejor sería entrar la cama por la ventana. Según las medidas, el alto de la ventana tenía 1 cm más que el ancho de la cama, pero como se largó a llover parece que la ventana se achicó y quedamos con la cama en el patio.
Ya, a sacar la ventana se ha dicho, porque es de esas que sólo puedes sacar un vidrio, y el otro habría que quebrarlo y no era la idea.
Más de una hora para sacar la ventana, y mientras tanto en mi dormitorio el viento estaba a punto de formar un tornado. El colchón también lo entramos por la ventana, para ahorrarnos sorpresas. Fin del trabajo por ese día. La ventana quedó sobrepuesta y un poco abierta, pero a nadie le interesó.

El día lunes, que fue feriado (esa manía de cambiar los feriados para los lunes o los viernes) a mi mamá se le ocurrió que AHORA YA podíamos habilitar el tercer dormitorio exclusivamente como escritorio, y comenzamos a desarmar el mueble del computador y demases que tenía en mi dormitorio porque no cabían por la puerta. Y tuvimos que hacer pintura de un color similar al que habíamos puesto en la pared porque el mueble no se había podido correr para pintar tras él. Esa noche terminó el trabajo mayor. Luego vinieron los detalles que aún nos tendrán ocupados por un tiempo, y de los cientos de papers que me iba a leer el fin de semana para hacer el trabajo sólo miré unos cuantos, en horas donde el resto de los mortales duerme, para poder entregar el trabajo hoy. Para no perder la técnica, creo que este fin de semana empapelaré el escritorio con todos los papers que no me alcancé a leer, a ver si así me los aprendo.

PD: recién el martes pude volver a mi dormitorio y probar mi nueva cama, que es un sueño (es blanda, y no suena amenazadora!!!!!), así que con su permiso, yo me voy a dormir que estoy agotada.