miércoles, agosto 17, 2005

A la hoguera!

Una vez, aún en el colegio, el profesor de castellano (ahora “Lenguaje”) nos contó cierta anécdota: a uno de los cursos le había pedido leer el libro Demian de Herman Hesse, y le extrañó que la mamá de una de las alumnas se enojara tanto con la elección del libro.

“Es que el profesor de castellano quiere que las niñitas lean Demian, y todo el mundo sabe que ese personaje es satánico” – le alegó la señora a la directora.
De seguro la señora esa había quedado marcada con la película La Profecía, pero de ahí a decir tal disparate sin saber siquiera algo del libro… pensé que no lo volvería a escuchar.

Sin embargo desde hace unos días estoy leyendo opiniones acerca de los libros de Harry Potter por decir lo menos, absurdas. Un obispo del país (monseñor Parzinger) ha gritado a diestra y siniestra que “El libro entrega soluciones de fantasía, maravillosas, entonces induce a los niños a pensar que pueden tener este tipo de soluciones. Se identifican con el protagonista y tratan de imitarlo, vivir y pensar así, eso desvía de una vida normal y esforzada. Harry Potter mezcla la magia con la realidad y desvía a los niños. No se debe leer y listo". Textual.

Por suerte se han levantado las legiones de amantes-del-uso-indiscriminado-de-la-imaginación y han salido en defensa de la literatura infantil. Y entre ellos se incluye un colega obispo de monseñor.

Cuando un periodista finalmente le preguntó si había leído el libro, monseñor le contestó:

- No, no he tenido la ocasión y ahora debería hacerlo. Por lo menos uno de los libros, para ver la tendencia, porque hasta ahora me he guiado por lo que dicen las revistas y los diarios.

PLOP!