Crónicas del Viaje
Esta vez no tuve la agradable sorpresa de encontrar un Mickey Mouse nadando en la botella de aceite como la última vez. En parte gracias a nuestra genial ocurrencia de cambiar los víveres a la caja de plástico y dejar material de terreno en la de cartón… Y a cambio recibí un regalo! Don Juan, quien cuida la Senda y se encarga del vivero de árboles nativos, nos regaló a Cristian y a mí un ciprés de las guaitecas (uno para cada uno, se entiende :D), así que estamos súper amenazados: si se nos mueren, cada uno deberá sembrar mil hectáreas de cipreses; un poquitín exagerado, me parece.
Los días estubieron súper entretenidos, pues llegamos con un día de verano total, el segundo día tuvimos sol-lluvia-sol con lluvia-lluvia-viento, el tercer día fueron lluvia-granizos-viento y lluvia-sol, y el tercer día de terreno tuvimos de todo menos granizos. Ya no existió el álgebra meteorológica que tanto me partí la cabeza completando ¡! Así que no tuvimos tiempo de aburrirnos con el frío o freírnos con el calor.
Como aumentamos a siete los bosques de estudio, nos dividimos en dos grupos de tres personas:
Grupo 1: Ceci (la jefa), Vivi (ayudante chilota de nacimiento) y Armando (marido de la Vivi, que nos fue a ayudar con el machete porque se han caído árboles en nuestros senderos y andábamos peor que Tarzán entre las ramas)
Grupo 2: el grupo Bacán!! :D compuesto por Cristian, Martín y moi.
Por suerte ya empieza a oscurecer más tarde, porque un día nos dieron las 8:30 de la noche aún dentro de uno de los bosques, de donde salimos corriendo como si el Trauco nos persiguiera (o sea que cómo corrimos!!!!).
Ya entendí por qué no podía subir más fotos, y es que se me acabó el espacio en la cuenta. Así que abrí otra y ahora estoy en proceso de “subida de fotos”. Apenas esté todo listo les aviso; mientras, los dejo con una foto de mi cipresito, en espera de un nombre.PD: aún no le he sacado las malezas, pero ya me conseguí un macetero en donde plantarlo.
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