jueves, febrero 16, 2006

Scherezade - Noche 2

Como saben, soy hija única y feliz de la vida, y ya he contado que, debido a que mis padres siempre han trabajado durante el verano, prácticamente siempre he salido a veranear con otras personas. Es así como, con ocho años, comencé a viajar a la costa central de Chile junto a mi mejor amiga de ese entonces (un año mayor que yo), su hermano menor y sus padres, que eran nuestros vecinos. Era un lugar precioso, una pequeña cabaña con dos habitaciones: una con una cama, mesa y cocina a gas, y la otra con dos camarotes. No teníamos luz, el agua había que ir a buscarla con baldes a un pozo lejano, y la letrina quedaba en el patio bajo unos pinos.
Foto: de izq a der: Sherezadita y Vero.
El patio estaba sembrado de hoyos pues los topos lo tenían de residencia permanente, y tras la cabaña todos los días nos esperaba un hermoso bosque de pinos en donde hasta una vertiente encontramos. Lo pasé estupendo, uno de los mejores recuerdos de mi infancia: salir a caminar por el bosque en busca de tarántulas (un año encontré una en el patio de la cabaña, aunque su final fue un poco trágico…), luego ir a visitar la vertiente que para nosotros fue lo máximo de lo máximo, y luego terminar viendo la puesta de sol en un cerro rocoso en medio del bosque. Claro, también había playa aunque muy lejos, pero íbamos caminando igual. Sin embargo mi predilección ya imaginarán cuál era.
Un paseo en el bosque

Por las noches encendíamos una vela sobre la mesa y comíamos de las galletas que mi mamá nos hacía especialmente. No más de dos por cabeza!, si queríamos que duraran las dos semanas. Conversábamos de lo que habíamos visto durante el día, y luego todos nos íbamos al único dormitorio, nos metíamos en nuestras respectivas camas (yo siempre en la de arriba!) y la tía Vero comenzaba a contarnos cuentos. Había leído Las Mil y Una Noches y su repertorio de historias –hermosas todas- llegué a pensar que era infinito. Eso sí, no recuerdo que hayan sido ambientadas en el oriente, más bien creo que hacía adaptaciones especiales para su público que iba entre los 6 y 9 años, lo que se agradece. Así es como conocí por primera vez a Scherezade, encarnada en la mamá de mi amiga y sin saber en ese entonces su nombre. Sólo sé que desde ese momento quise leer el libro.

Shere, tía Vero, Angelo y Vero

Por una suerte inmensa, el papá de mi amiga Vero era –y sigue siendo- aficionado a la fotografía, tanto que contagió a mi papá y creo que también me influenció, y tomaba muchas fotografías y me regalaba las que quisiera, siempre con una leyenda al reverso a modo de diálogos correspondientes a cada foto.

Al año siguiente, buscando tarántulas (Shere, Angelo y Vero)

Cuando yo tenía 12 años seguía jugando con mis muñecas; mi amiga Vero ya coqueteaba con sus compañeros del colegio y poco después comenzó a pololear. Al principio yo la acompañaba en sus encuentros furtivos pues los pretendientes le regalaban mucho chocolate, e –inexplicablemente!- a ella no le gustaba mucho y me los regalaba casi todos… qué recuerdos aquellos!!! :D Luego ya nos separamos definitivamente; yo seguía jugando y ella seguía saliendo con chicos. Finalmente ya no nos juntamos más, aunque la relación con toda la familia siguió siendo muy estrecha. Yo tendría unos 15 años cuando se cambiaron de casa y no supimos más de ellos. Hace 8 años llegamos a la que es nuestra casa actual, y el año pasado nos volvimos a encontrar con los tíos. Resultó que viven muy cerca de nosotros, otra vez, y para celebrar tamaña coincidencia nos juntamos un par de veces. En una de esas visitas estaba mi vieja amiga junto a toda su familia: se casó y tiene 3 hijos, la mayor de 6 años y es muy parecida a ella. A su hermano no lo vi pero supimos que también se casó y ya tiene un bebé.

Y hace un par de semanas volvimos a encontrarnos con los tíos y nos reunimos otra vez a recordar viejos tiempos.
Y yo leyendo Misery y el “complejo de Scherezade”, y luego la feria del libro y Las mil y una noches que aún no logro tener (aunque sí leer algunos tomos), y luego la visita de quien encarnó a Scherezade durante los tres años que fui de vacaciones con ellos… en fin, que me he acordado muchísimo de cómo comenzó todo, allá, hace una tonelada de años.


Según nos contaron, hoy el bosque está cercado, es privado y el paso está prohibido; llegó la electricidad y el alcantarillado, y se ha llenado de nuevas y más lujosas cabañas. Nada es igual, pero los recuerdos siguen ahí, incorruptibles por el paso de los años.

Fin de la Noche 2.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Que psot tán bonito.. me has traido muchos recuerdos a la mente, cuando era pequeño e iba con mis primas a la torre de mi abuela, semanas rodeados de pinos y bosque... aish! Aún ahora cuando nos juntamos lo recordamos todos con nostálgia pero con alegría.

Cogiendo tarántulas de pequeña... si es que... ya entonces se veía en lo que iba a convertirse esa chiquilla, entre la pasión por la biodiversidad (toma palabro) y esas histórias. ;)

Besicos Shere!

8:49 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

best regards, nice info Geometric algebra over local rings Cpi during wwi 1958 cadillac hearse Media reports on celebrex

10:48 a. m.  

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