domingo, agosto 21, 2005

Convaleciente 2

El miércoles pasado fuimos al veterinario para que le quitara los puntos de la operación a mi perrita Ruffy. Resulta que de convaleciente ya no tiene nada. Es más, ya no sabemos cómo llenarla… yo insisto en que el tajo se le abrió y por ahí se le sale toda la comida…

Y ese mismo día, ya de noche, llegan a la puerta dos jóvenes trayendo del brazo a mi tía Maye de 77 años (mamá de mi primo Jaime, haz click aquí para recordar el post “Dos”).

-Pero tía, qué le pasó??

Mi tía, casi desmayándose:

-Ay, mijita, me caí en la esquina. Mira cómo tengo la muñeca!

Mi pobre tía tenía una fractura expuesta en la muñeca derecha; mi papá corrió a buscar un taxi mientras mi mamá y yo le poníamos una silla y le inmovilizábamos lo más posible la mano. Haciendo el cuento corto, al día siguiente la tuvieron que operar, más de 3 horas y 4 fierros externos y –me imagino- tendrá al menos dos placas internas. Dentro de cuatro semanas se los sacarán.

Pero creen que la enferma quiere salir del hospital?? Las enfermeras ya la reconocieron porque ella es voluntaria justamente en traumatología, así que es la regalona. Y como es mandona de nacimiento, mi papá se da unos cuantos viajes diarios: que por las pinzas (no la vayan a ver con las cejas como el Amazonas!), un chal que hace frío, que otra almohada sería mejor, que el libro “Yo Claudio” que no se cansa de leer y releer, y los anteojos para leer, porque los otros no eran! En fin, está como en un hotel, tanto que mi papá piensa conseguir un camión de mudanzas para cuando la tenga que ir a buscar.

-El ánimo de la convaleciente: excelente, no para de hablar y mandar recados a todo el mundo (“dile al padre Ricardo que mande lo antes posible a un ministro de Comunión, que desde que estoy aquí no ha venido nadie a visitar enfermos”)

-Las visitas diarias de mi papá: un acierto, sobre todo para las compañeras de cuarto: “que se me cayó esto, por favor me trae aquello, pero qué amor de caballero!”

-Las enfermeras: “a ver, a ver, dejen pasar al caballero, que es hermano de la señora Laurita!”

Creo que la convalecencia ha pasado a la historia. Es que con esto de la modernidá hasta los hospitales parecerán un SPA.

Hoy en horas de visita:
Sherezada: -tía, el doctor no le ha dicho para cuándo le podrían dar el alta?

Tía: -buuuuuu, para nada. Y ni le pienso preguntar, que aquí estoy como una reina, mija.